
Iba en un auto donde el conductor, un negrito con un colega,
tenían por misión deshacerse de nosotros (como en las películas de acción)
matarnos.
El conductor empezaba a acelerar frente a un río, como el de Amberes
adentro del auto de lujo donde estábamos vestidos super elegantes, yo rogaba a mi marido que me ayudara a salir para no morir ahogada, él aceptaba.
Pero en eso el auto era tan potente que cruzábamos hasta la otra orilla del río
y el conductor nos miraba y nos guiñaba el ojo, él era nuestro cómplice.
Nos estaba ayudando a llegar a un nuevo lugar.
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